CARTA ABIERTA DIRIGIDA AL CIUDADANO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Ciudadano:
Excelentísimo Señor Nicolás Maduro Moros.
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Con el respeto que Usted se merece, en su condición de Presidente de todos los venezolanos, he considerado manifestarle mi opinión después de haber leído en los medios de comunicación social varias de las declaraciones dadas por Usted, con posterioridad a los comicios celebrados el pasado 6 de diciembre en nuestro país, Venezuela. Especialmente, y lo subrayo, la referida a su firme determinación de señalar que el triunfo de la oposición coloca al país en una crisis de grandes proporciones. Caramba Señor presidente pero, ahora es cuando Usted se percata de la crisis y de sus proporciones, discúlpeme, pero Usted es el Presidente de la República, ¿Es que sus colaboradores no le han reportado sobre el desabastecimiento, de la severa disminución de los servicios en salud; acaso la misión OLP es un plan de entrenamiento para los policías nóveles y no obedece al recrudecimiento de la delincuencia con armas de guerra, el incremento de los secuestros y la elevada cantidad de víctimas por asesinatos que reportan desde las estadísticas oficiales, o el decrecimiento brusco de la oferta de empleos del sector privado por causas que todo el país conoce, entre otras expresiones de la crisis reinante en Venezuela.
En crisis estamos desde hace rato. El rol del liderazgo es buscar la vía asertiva para acertar en la búsqueda de solucionarla. Con todo respeto, Ciudadano Presidente, los venezolanos lo menos que deseamos y esperamos de nuestros líderes, es que nos conduzcan a una confrontación entre hermanos, con el falaz argumento, dizque para solucionarla, siendo ese atajo el que nos llevará a profundizarla. La elección del 6 de diciembre fue un acto comunitario, cívico; los venezolanos demostramos que queremos vivir en paz, no conviertan su voluntad en guerra. Más del 70% de la población apta para votar dijo: Queremos civilidad, diálogo, debate de ideas, convivencia pacífica, respeten nuestra voluntaria decisión.
Le confieso con toda sinceridad, Señor Presidente, que las primeras ideas que cruzaron inmediatamente por mi mente fueron de interrogación: ¿Está en sus cabales el jefe del Estado? ¿Estará consciente de lo que está diciéndoles a todos los ciudadanos, a todas las familias residentes en éste país, a sus compañeros de partido, a los partidarios de otros partidos, a los integrantes de su gabinete, al estamento militar, en definitiva al mundo-porque todo el mundo está pendiente de Venezuela hoy? ¿Tiene claridad El Señor Presidente de la magnitud del impacto de sus palabras?. Obviamente no supe que responderme. Corresponde a los profesionales de la psiquiatría y psicología interpretarlas, asunto éste, sobre el cual, seguramente, ellos ya estarán considerando abordar por su inevitable incidencia en la salud de todos los habitantes de Venezuela.
Después de medio salir del impacto que me generaron sus firmes y recias palabras, me dije a mi mismo, discúlpeme por elucubrar, seguramente el Señor presidente ya hizo sus cálculos, como estadista que es, para poner en práctica su determinación de emprender y liderar una “confrontación” entre venezolanos, o sea unos en contra de otros y, no precisamente en el escenario que nos brindan Los gloriosos Leones del Caracas y sus sempiternos rivales Los respetables Navegantes del Magallanes, sino en un quítate tú pa’ pone yo, y a la brava, o sea, sin son y con cohetones de verdad verdad, de esos que detonan con furia y nos enluta a todos sin distinción.
También me pregunté, Señor Presidente, si Usted, en su condición de jefe de Estado ya estimó el impacto que sus resonadas palabras generaron en la población, basado en el principio de causa y efecto; imagino que sí. Me niego a pensar que fueron motivadas por los recientes resultados electorales. Un estadista no actúa así. Solo Usted conoce que las motivaron.
Después me resultó imposible dejar de hacerme preguntas, disculpe Usted por la insistencia Señor Presidente: ¿Qué va a pasar con nuestros jóvenes? Ocurrirá lo ya conocido en la historia bélica de la humanidad: Dejarán de estudiar, soñar su futuro, ilusionarse, enamorase, realizarse, divertirse, dejar diseñar y construir sus vidas por tener que marchar a tambor batiente en pos de la guerra y con ese ton, tontón y sin son destruirse.
Imagino que usted, como jefe del Estado venezolano, está ilustrado sobre la guerra federal y muy especialmente de sus trágicas consecuencias, a la que algunos historiadores tremendistas denominaron la “guerra boba” Los primigenios herederos de la guerra de independencia no honraron a los libertadores.
Señor presidente, permítame preguntarle: Usted se imagina a los habitantes del 23 de Enero, bajando por El Calvario, pasando por el Arco de la Federación y cayendo, cual soldados de la patria sobre la “empobrecida clase media residente de los bloques del Silencio y o a los habitantes de La Vega irrumpiendo en las urbanizaciones adyacentes y tomarlas por asalto en nombre de la revolución, ¿Es esa la confrontación a la que Usted se refiere? Explíquenos. Es tradición que los jefes de Estado cuando asumen declarar la guerra, la formalicen y cómo a la que Usted ha hecho alusión, es entre hermanos, con más razón para sincerarse.
Adicionalmente, Señor presidente, Usted es el presidente de todos los venezolanos, a quienes debe explicarle con cuales recursos va a financiar la confrontación que tan valientemente pregona. Por ejemplo, ¿qué va a pasar con la educación, la agricultura, la producción industrial, la extracción de petróleo y sus exigencias ulteriores y las demás tareas que requiere la estabilidad social, económica y política del país. ¿Con cuales recursos vamos a pagar la deuda económica y la social? Según sus planes, ¿Que propone a los jóvenes?
¿Tiene Usted previstos planes de contingencia estructurados para la alternabilidad de las funciones que exigen cada una de las siguientes dinámicas: Producir y alternativamente confrontarse?
En mi condición de reservista, Sargento 2do. De tropa, conducta irreprochable, aprendí que las Fuerzas Armadas de la Nación están al servicio de todos los ciudadanos y fundamentan su accionar con base en las normas que los rigen. Así me lo indicaron cuando presté servicio a la patria, espero que ese precepto siga teniendo vigencia en la Venezuela de hoy. Por su condición de político veterano, infiero que usted sabe que la FAN están conformadas por seres humanos pensantes, que tienen su propio concepto sobre los hechos que han construido la historia de la humanidad, así como de la actual “realidad”, del presente que hoy compartimos. Usted tiene ya calculado como va a manejar esa delicada situación en los componentes bajo su mando.
Señor Presidente quienes lideramos, dirigimos o mandamos, cuando hablamos abiertamente, causamos un impacto sobre quienes tenemos ascendencia; los efectos que generamos dependen de la cobertura que se encuentra bajo nuestro ámbito de acción, la suya es toda Venezuela.
Señor Presidente, espero que Usted comprenda que a una persona de mi edad, que ha visto en el cinematógrafo y leído uno que otro libro sobre historia, se atemorice, especialmente por los hijos, los nietos y los bisnietos, tanto los propios como los de nuestros vecinos, al ver y oír, al jefe del Estado, rodeado de la fuerza militar y marchando junto a su vice-presidente anunciarle, con tronante voz a sus conciudadanos la disposición de confrontar radicalmente a sus adversarios políticos. Así lo interprete. ¿No hay contradicción entre esta actitud y el contenido del documento propuesto y firmado por usted de respetar los resultados electorales?
¿Definitivamente vamos hacia la cultura de la guerra entre hermanos, Señor Presidente? Espero que Usted me diga que mal interpreté sus palabras. De ser así, me sentiré muy a gusto presentándole mis excusas.
Franklin Cisneros
franklin__cisneros@hotmailcom
Cédula de Identidad N° 2149769
Cd. Bolívar 13/12/15
José Gregorio Delgado Herrera Ciudadano Elector Este miércoles 5 de julio de 2017, después del ataque a la Asamblea Nacional, AN, los parlamentarios aprueban un acuerdo histórico la convocatoria un proceso de decisión soberana del pueblo venezolano, en respuesta a una iniciativa promovida desde la sociedad civil, en el convencimiento de la necesidad de una hoja de ruta para la reconstrucción de la democracia. Desde la perspectiva de una acción popular y ciudadana este acuerdo parlamentario se sustenta en los artículos 5, 70 y 333 de la Constitución, legitimada la AN como instancia nacional que expresa la soberanía popular, activando un medio de participación ciudadana para lograr una consulta pública que facilite el ejercicio ciudadano de mecanismo para garantizar la restitución de la Constitución. Estamos en presencia de una consulta popular significativa, en el contexto de la democracia participativa y protagónica, mediante una iniciativa legislativa que respalda una c...
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